sábado, 8 de septiembre de 2018
El preocupante auge del fascismo en Alemania
By Ateneo Republicano Almansa at 18:41
Antifascismo, Artículos, Europa, Memoria Histórica
Sin comentarios
Ahora mismo estoy escribiendo estas líneas desde la
ciudad alemana de Mainz, en Alemania occidental. Es una preciosa ciudad a
orillas del Rin en la que he tenido la inmensa suerte de pasar una parte
importante de mi vida.
Antes de comenzar a desarrollar un poco el
texto me gustaría recalcar que esta parte del país en la que ahora me encuentro
es una especie de burbuja, y explico por qué. La zona de Alemania conocida como
Rhein-Main (las cuencas de los ríos Rin y Meno) es una de las más prósperas de
toda Europa. Ciudades como Frankfurt, Wiesbaden, Mainz o Darmstadt, entre
otras, acumulan un gran tejido empresarial así como importantes
infraestructuras públicas. Mencionaré solo algunas de las grandes empresas que
están en Mainz y alrededores: Schott
(empresa de vidrio que fabrica casi todos los cristales de televisiones o
vitrocerámicas de Europa), la farmacéutica
Boehringer-Ingelheim, Opel (en Rüsselsheim, al lado de Mainz) o Merck
(en Darmstadt) Además, las universidades son de una gran calidad y existen
centros de investigación como GSI o la Agencia Espacial Europea en los que se
llevan a cabo investigaciones punteras en diferentes campos de la ciencia y la
tecnología.
Aunque parezca lo contrario no estoy en
absoluto haciendo propaganda de estas empresas ni tampoco estoy comparando con
la situación en España. He puesto estos ejemplos porque me van a ayudar a poner
mi primer punto de apoyo: gran parte de la riqueza de esta tierra proviene del trabajo
de los inmigrantes llegados a Alemania después de la II Guerra Mundial.
Durante el proceso de reconstrucción, especialmente en 1959, las empresas
alemanas carecían de mano de obra. Es por ello por lo que trabajadores de
Grecia, España, Portugal y Turquía fueron contratados en masa para cubrir estos
puestos de trabajo. Gracias a esta mano de obra las empresas crecían a ritmo
alto a costa de la explotación laboral. Hasta la llegada de la CEE los
trabajadores extranjeros no gozaban de las mismas condiciones laborales que los
trabajadores alemanes; pero hay que tener en cuenta que muchos de estos
inmigrantes lo eran por poco tiempo. Estaban emigrados el tiempo necesario para
conseguir dinero suficiente con el que regresar a sus países de origen. Es por
ello por los que muchos desistían de cualquier lucha sindical. Este escenario
era el normalizado hasta los años 60, y a todas las partes implicadas les
beneficiaba: por una parte, el trabajador ganaba mucho dinero en poco tiempo y
regresaba a casa, por otra, las empresas alemanas obtenían grandes beneficios y
por otro lado los países de origen veían cómo sus tasas de paro se reducían.
En esta parte del país se sabe y acepta que
los inmigrantes son una parte importante de su riqueza. Es por ello por lo que
no existen, salvo casos aislados, movimientos en contra de la población
inmigrante. De ahí que al principio del texto haya dicho que esta zona es una
burbuja.
Sin embargo, existen otros núcleos en los que
la realidad es muy distinta. Ciudades del norte, cerca de la desembocadura del
Rin, o en el este de Alemania viven situaciones que nada tienen que ver con
esta parte del país.
Cuando las condiciones laborales de la mano
de obra extranjera se equipararon a las de los trabajadores alemanes, mucha
gente ya no venía de manera temporal sino que traía o formaba familia en
Alemania. El ritmo de crecimiento de esas familias era superior al del resto de
familias alemanas, por lo que finalmente barrios enteros estaban habitados por
personas inmigrantes. Esto, junto con la automatización de la industria,
provocó que los puestos de trabajo disponibles fueran cada vez menos
cualificados. De sobra sabemos, por la experiencia en España, que esto suele
ser el caldo de cultivo de la intolerancia y xenofobia. Además, hay que tener
siempre en mente un hecho muy
importante: la caída del muro de Berlín. Lo dejo de momento en el aire.
En el año 2015 llegaron “de manera masiva”
(lo entrecomillo porque el vergonzoso comportamiento de la UE en este asunto da
para varios artículos) a Alemania refugiados sirios y afganos, lo cual hizo
aumentar el miedo y el odio en la población más conservadora hacia los
inmigrantes, en particular de religión musulmana. Es por ello por lo que el
partido neonazi Alternativa por Alemania
(AfD) aprovechó esta corriente y obtuvo un 13% de los votos en las elecciones
de 2017.
Recordemos que en Alemania está prohibido
hacer el saludo nazi o la exhibición de símbolos relacionados con el nazismo,
así como la negación del holocausto. Sin embargo, estamos viendo noticias estos
días que deberían preocuparnos. Que algo esté prohibido no significa que no
exista. Ese sentimiento de protección de valores nacionales está muy arraigado
desde siempre por un alto porcentaje de la población, sobre todo en el este del
país. El resurgir de estas corrientes de odio están provocando que esos
sentimientos, que a pesar de su alto grado de odio e intolerancia no sean
apología del nazismo, sí acaben confundiéndose y además salgan de manera
conjunta a la calle. Es decir, este movimiento está compuesto tanto por
neonazis como por personas que muestran intolerancia a todo extranjero no
adaptado, figura que identifican con el inmigrante musulmán, especialmente.
Hay una especie de ley no escrita que dice
que “cada vez que un movimiento fascista toma fuerza en la calle,
inmediatamente debe de ser contrarrestado por otro para evitar que tome más
fuerza”. Ciudades del este de Alemania
han vivido fuertes enfrentamientos entre neonazis y antifascistas. Sirva como
ejemplo Leipzig, una ciudad de izquierdas en la que el nazismo ha ido cobrando
cada vez más fuerza entre la población joven.
Este auge ha sido compensando por movimientos antifascistas, hasta el
punto que podríamos decir que la ciudad está partida por la mitad.
Hasta ahora, todas las manifestaciones
públicas de odio y apología del nazismo habían sido contrarrestadas por
antifascistas y policía, es decir, el Estado no permitía ciertas
manifestaciones públicas de odio. Sin embargo, estamos viendo como
recientemente una marcha neonazi en Berlín fue consentida por la policía y
además miembros antifascistas fueron detenidos por tratar de evitar el avance
de la manifestación.
Esto
es lo realmente preocupante. La DDR y el muro de Berlín fueron el freno para la
expansión del nazismo en la posguerra. Sin embargo, ahora que no están su auge
parece imparable. ¿Qué ha podido pasar y cómo se podría parar?.
En mi modesta opinión, se han juntado varios factores.
Por una parte (y creo que es la componente principal) una prostitución del
lenguaje, en el sentido de que todo lo relativiza y pervierte. De repente
existe un debate sobre si el nazismo entra dentro de la libertad de expresión o
no y de si por lo tanto debe ser respetada como opción de pensamiento. Existen
personas, incluso que se consideran de izquierdas, que niegan que sean neonazis: simplemente son alemanes hartos de lo que están haciendo con su pueblo (sic) Esta especie de equidistancia o “buenismo” es un argumento que está calando cada vez más y más apoyándose en falacias del tipo “bueno, los musulmanes matan y violan; solo se defienden”.
Por otra parte, junto con el calado en el
subconsciente colectivo de esos mensajes, tenemos la inacción o tibieza con la
que la izquierda está actuando. Ya no en Alemania, sino a escala global.
Prácticamente el peso de combatir el neonazismo recae sobre los grupos
organizados antifascistas en la calle; pero ¿dónde están los valores
Republicanos y de clase? Los partidos de izquierda en Europa se limitan a
condenar acciones en la distancia, pero no hay un contramensaje que compense a
los mensajes de odio dominantes. No están siendo el contrapeso ideológico y son
cómplices de ese relativismo perverso.
Como comentario final: si finalmente ese
mensaje gana, estamos perdidos.
Jose Cuenca
@joseMainz
¿Para qué sirve un rey?
By Ateneo Republicano Almansa at 18:17
Antifranquismo, Artículos, Ateneo Republicano Almansa, Memoria Histórica
Sin comentarios
¿Para qué sirve un rey? Artículo publicado en diversos medios en
el año 2012, (cuando todavía no sabíamos ni la decima parte de lo que sabemos
hoy)
Recuerdo que tendría yo unos trece años, todavía España estaba
bajo la bota del dictador, yo trabajaba como botones en un hotel de la bahía de
Sant Antoni de Portmany, y en el hotel nos dieron libre a todos los
trabajadores con motivo de la visita de los entonces príncipes de Asturias,
Juan Carlos y Sofía, nos entregaron una banderita franquista, sin pollo, y nos
mandaron a aclamar a los príncipes, como pude me escabullí y me largue a mi
casa sin formar parte de la parafernalia. Al llegar mi madre me riño duramente,
a pesar de que yo pensaba que me iba a felicitar, conociendo sus ideas
republicanas, todavía había miedo y nuestras ideas se dejaban para la intimidad
familiar, cual judíos conversos en tiempos de la inquisición.
Como en otras ocasiones terminamos hablando de nuestras cosas y
surgió la pregunta sobre la cuestión:
- Madre… ¿para qué sirve un rey?
Ella me señalo un rincón en el cual había colocado un jarrón con
flores artificiales, viendo que no comprendía lo que me quería decir, se acercó
al florero y cogiéndolo me lo puso cerca de la nariz para que oliese las
flores, que al ser artificiales…
- No huelen, son flores que no sirven para nada, solo adornan…
pero no cuestan prácticamente “cuartos”, un rey no sirve para nada, no da
ningún provecho, puede ser bonito para mucha gente, muchos de los han ido hoy
estarán emocionados y recordaran este día durante muchos años, pero cuando
termine la visita volverán a sus trabajos a echar 14 horas diarias.(era lo que
se trabajaba entonces en los hoteles) por un sueldo de miseria que no les dará
ni para malcomer, todo para mantener a esa gente, esa gente que al contrario
que estas flores que no cuestan un real, nos cuestan una fortuna, un rey solo
sirve para arruinar un país, como decía tu padre, “con ningún rey nos hemos
hartado los pobres de comer”.
Ya pasada la visita me uní al resto de compañeros con mi
banderita franquista, los cuales con tanta multitud y emoción no se habían
percatado de mi ausencia, todos enfervorizados estaban, sin pensar en cómo
vivían, diciendo lo guapo que era el príncipe y lo bien vestida que iba la
princesa y yo, pensando:
¿Para qué sirve un rey?
Casi cuarenta años después todavía hoy me sigo preguntando para
qué sirve un rey, la comparación con el florero la he pensado muchas veces,
pero no me convence, el florero se gastaba mi madre los tres duros y duraba sus
años. la monarquía, un rey hay que estar pagándole de por vida, y mucho. Por si
fuese poco todas las navidades se cuela en nuestra casa siguiendo la costumbre
del dictador que le apadrino, así que en mi casa debo estar atento y apagar el
televisor un rato antes de las nueve para que no me fastidie las navidades, que
termina fastidiándomelas porque luego los lameculos de todas las televisiones
se tiran una semana poniéndolo sin venir a cuento.
En este año bisiesto da la impresión de que nos hemos caído
todos del guindo monárquico, el campechano Juan Carlos, ya no lo parece tanto,
todo comenzó por un yernísimo metido a negocios, en palabras del propio rey, no
ejemplares. Continuo, vaya casualidad, un 14 de abril, por un accidente de
madrugada nos enteramos que el rey había ido de caza a Bostwana, a matar
elefantes, en estos tiempos de crisis, ese safari había costado 37.000 euros
por persona, más de seis millones de pesetas, y no iba solo. Pide perdón, del
mismo modo que lo hubiese hecho mi hijo cuando contaba tres años.
Continua con distintas declaraciones, que alguien desde el
gobierno, de manera torpe le escribe, pero que él no está obligado a decirlas,
en las cuales alaba las medidas económicas del Gobierno. Luego sale un amigo
del rey, un tal Antonio Sánchez) un auténtico impresentable, que la lía parda
defendiéndolo, que justifica la cacería de elefantes y llama analfabetos a
todos los españoles.
Luego se siguen destapando más historias del yernísimo, nos
enteramos que el rey, aparte de las cacerías en el extranjero, de las cuales
nos hemos enterados gracias a Mitrofan y al elefante muerto, cuyo espíritu
traerá la República, también tiene un coto que costeamos todos los españoles y
que nos cuesta la friolera de 600.000 euros al año, entre gastos del coto y las
perdices que le proporciona un amigo suyo, presuntamente vinculado a la mafia
china.
Y sigo preguntándome, a estas alturas del siglo XIX ¿Para qué
sirve un rey?
Alguien podría salir con el tópico ese
de "por lo menos es el mejor embajador de los intereses de España en el
extranjero", lo cual viene a ser como constatar el patético hecho de que a
falta de un verdadero prestigio basado en la calidad de los productos
españoles, de la seriedad de sus empresas, bien vale un monarca simpático y
dicharachero para animar a los mandamases extranjeros a que compren o inviertan
en España, un poquito de por favor que no somos tan tontos para creernos esa
milonga. Que se sepa ni Francia ni Alemania, Finlandia o Corea del Sur, tienen
precisamente jefes de Estado simpáticos y dicharacheros, y mira tú..., eso sí
tienen empresarios y gobiernos que apuestan por el I+D+I , mientras que aquí
tenemos un gobierno que ha anulado por completo la ayuda al I+D+I y unos
empresarios que solo piensan en recibir beneficios, a ser posible en paraísos
fiscales, sin gastarse un duro en que sus empresas funcionen, esperaran como la
ministra de empleo que la Virgen del rocío obre el milagro de los panes y los
peces.
¿Para qué sirve un rey entonces?
La constitución del 78 yo no la he votado, ni yo ni el 100% de
los españoles con menos de 52 años, y los mayores de esa edad la votaron poco
más de 15 millones, si se tiene en cuenta que el 70% de los españoles tenemos
menos de esa edad de 52 años y que me quede a días de poderla votar, se puede
decir que esa constitución está ya más que caducada, pues no fue votada ni por
el 15% de los españoles actuales.
Tiene inmunidad total penal (como todo Jefe del Estado). Pero no
sólo él, sino que toda su familia directa, también. La figura del Rey es
"intocable" en los medios españoles, no así en el extranjero, donde
se considera que la fortuna personal del rey es una de las mayores del mundo, a
pesar de que parecía que no traía muchas riquezas.
La monarquía cada vez somos más los españoles que lo vemos como
algo propio de la edad media, algo tan inútil como costoso. ¿Por qué aplicar
salvajes recortes sociales si aboliendo la monarquía nos ahorraríamos un
pastón.
Cuando mi madre me dijo que un rey no servía para nada, hoy en
día menos todavía, es una mera figura decorativa, que a diferencia del florero
de mi madre, si nos cuesta una autentica fortuna. Casi 40 años después de que
mi madre me dijese que un rey no servía para nada, todavía ando buscando alguna
razón para no gritar Viva la República!
Paco Arenas 1.11.2012